miércoles, 25 de julio de 2012

Las Raices y Historia de la vida de pablo de tarzo at;Larry Torres


Procede de una cultura muy precisa y circunscrita, los judíos debían de ser alrededor del 10% de la población total. En Roma, su número a mediados del siglo I era todavía menor, alcanzando al máximo el 3% de los habitantes de la ciudad.

El número de los judíos, como sigue sucediendo en nuestro tiempo, era mucho mayor fuera de la tierra de Israel, es decir, en la diáspora, que en el territorio que los demás llamaban Palestina.

Es indiscutible que el carácter tan particular de la cultura y de la religión judía encontraba tranquilamente lugar dentro de una institución tan invasora como el Imperio romano.

Más difícil y sufrida será la posición del grupo de judíos o gentiles que se adherirán con fe a la persona de Jesús de Nazaret, en la medida en que se diferenciarán tanto del judaísmo como del paganismo dominante.

San Pablo como "hombre de tres culturas":

1. su origen judío,
2. su lengua griega y
su prerrogativa de "ciudadano romano"

Dos factores favorecieron la labor de san Pablo:

1- El primero fue la cultura griega, que se había convertido en patrimonio común, al menos en la región del Mediterráneo oriental y en Oriente Próximo.

2- El segundo factor fue la estructura político-administrativa del Imperio romano, desde Bretaña hasta el sur de Egipto. En este espacio era posible moverse con suficiente libertad y seguridad.

▬ Pablo en este ambiente.
     Pablo es hijo de esta ciudad, de donde le viene:

● La ciudadanía romana, cuyos derechos sabe ejercer (Hch 16,37; 22,25.29; 23,27; 25,10-12).
● Pompeyo la nombró capital de la provincia de Cilicia y César y después Marco Antonio concedieron a sus habitantes el derecho de ciudadanía romana.
● Los padres de Pablo consiguieron este derecho ¿por qué disponían de abundantes bienes económicos?
●  Influencia del mundo greco-romano: espíritu práctico, ordenado y organizador, lealtad política (cf Rom 13,1-7), aire decidido de la gran ciudad; apasionado del hombre, del derecho, de la "polis".
Filosofía estoica

La filosofía estoica, que era dominante en el tiempo de san Pablo; influyó en él. Si nos fijamos en la carta a los Filipenses el apóstol subraya:
"Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta" (Flp 4, 8)

Por tanto, en el siglo I de la era cristiana, queda claro que no se puede comprender adecuadamente a san Pablo sin situarlo en el trasfondo, tanto judío como pagano, de su tiempo.

Los datos biográficos de san Pablo se encuentran respectivamente en la carta a Filemón.
En términos absolutos, la fecha de nacimiento de san Pablo depende en gran parte de la fecha en que fue escrita la carta a Filemón; durante su encarcelamiento en Roma, a mediados de los años 60.

Lugar de nacimiento

San Pablo habría nacido el año 8, nació en Tarso de Cilicia (cf. Hch 22, 3); era capital administrativa de la región. (En el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro entre Marco Antonio y Cleopatra.)

San Pablo está en la frontera de tres culturas diversas —romana, griega y judía— predispuesto a fecundas aperturas universalistas, mediación entre las culturas.

● Ciudad comercial. Fue helenizada desde época temprana (ss V-IV), desde cuya época existía una colonia de judíos dedicados al comercio y a la industria.
En esta época se instalarían los antepasados de Pablo en la ciudad buscando un medio de vida.

▬ Aprendió un trabajo manual, quizá heredado de su padre, que consistía en el oficio de "fabricar tiendas" — (Hch 18, 3).
▬ En Tarso el padre de Pablo era tejedor de tela para tiendas de campaña, tejida con pelo de cabra de Cilicia (áspera, de aquí “cilicio”), oficio que tuvo después Pablo.

“Yo soy judío, nacido en Tarso, educado en esta ciudad e instruido a los pies de Gamaliel, según el rigor de la ley patria” (Hch 22,3)

► Los padres, pertenecientes a la tribu de Benjamín, eran celosos judíos y circuncidaron a Saulo el octavo día, como estaba ordenado (Flp 3,5), imponiéndole el nombre judío de Saúl, el primer rey de Israel que era de la misma tribu.

Hacia los doce o trece años, se convierte en bar mitzvà ("hijo del precepto"), se trasladó a Jerusalén para ser educado a los pies del rabí Gamaliel el Viejo, nieto del gran rabí Hillel. (cf. Ga 1, 14; Flp 3, 5-6; Hch bendiciones espero que estas letras sean de ayuda para ustedes Dios me los bendiga,

Un saludo amigos me llamo Larry teologo y sicologo y consejero espiritual esplicare un poco en este documento En la tradición del pensamiento occidental acerca de la historia el estado final intratemporal tiene sobre todo un nombre: reinado del Anticristo. Es necesario, por tanto, interpretar con la mayor precisión posible el sentido de tal expresión. En principio el nombre de "Anticristo" tiene un cierto eco extraño para el oído moderno. Pero lo que tal nombre connota y señala de realidades intrahistóricas sí que le es perfectamente familiar y bien conocido al hombre contemporáneo. Aunque por ese "hombre contemporáneo" no se ha de entender ciertamente toda persona que vive hoy en cualquier parte del mundo, sino más bien quien con el sentido despierto y diríamos que desde dentro ha conocido y vivido las últimas cosas ocurridas en la historia humana (los regímenes totalitarios,la "guerra total").

En la historia espiritual de la "edad moderna" ha sucedido con la representación del Anticristo lo mismo que con la representación de un estado final intrahistórico y catastrófico. Todo ello pasaba por ser simplemente "la más tenebrosa edad media". Veinte años después de la Historia de la humanidad de Iselin,coetánea de la Crítica de la razón pura de Kant, publicó el suizo Corrodi una Historia crítica del quiliasmo (1781-1783), en cuyo prólogo se dice que "la historia de la exaltación es útil porque preserva de recaídas", además de que proporciona "abundante material para la diversión". Entre tanto esa falta de presentimiento reflexiva e ilustrada ha asumido más bien un carácter patético. Lo mismo puede decirse de la teología, incluso de la teología perfectamente eclesial y ortodoxa de aquella época, que suele poner todo el empeño en suscitar una actitud marcadamente ilustrada frente a las "antiguallas" de la concepción medieval del Anticristo, para lo cual se aducen argumentos muy "modernos". Así,un historiador de la Iglesia tan importante con Döllinger alude a la "ampliación geográfica del horizonte" para explicar lo difícilmente imaginable que resulta una persecución de la Iglesia a escala mundial; para Döllinger es "algo casi inconcebible (...) un poder mundial que pudiera acabar al mismo tiempo con todas las Iglesias en todos los continentes y en las islas todas". Entretanto,ese "algo inconcebible" se ha convertido en algo evidente a todas luces para el hombre contemporáneo. Difícilmente habrá ninguna otra cosa con perspectivas de funcionar tan bien como esa simultaneidad de acontecimientos, debida a la técnica, en todos los puntos del planeta, incluidas las "islas". Sobre todo hoy ha desaparecido por completo la divertida superioridad que el siglo de la Ilustración adoptó frente a las representaciones medievales sobre la crueldad del régimen del Anticristo, que se rechazaban sin más como fantasías primitivas. Sin embargo,"después de Auschwitz",por ejemplo,el hombre sólo puede comprobar con sentimiento que de manera extraña allí hay "algo cierto", que, según la tradición medieval, el Anticristo lleva consigo un horno de destrucción, una representación que el reportero ilustrado encuentra tan primitiva como divertida.

2. ¿Qué es, pues, lo que en concreto afirma la representación del "reinado del Anticristo"? Se ha dicho que cuanto más afecta una cuestión filosófica a la historia, tanta mayor necesidad tiene el que pregunta de volver a la teología. Y también se puede decir otra cosa, y es que cuanta mayor relación tiene un concepto teológico con las últimas cosas, con la realización de sentido de la historia, con el fin, tanto más se pone con él en juego la teología toda. Lo cual, aplicado a nuestro tema, significa que una interpretación recta del concepto "reinado del Anticristo" supone que se entienden de una manera adecuada todos los conceptos básicos de la teología o, más bien, todas las realidades fundamentales de la historia de la salvación. Supongamos, por ejemplo, el convencimiento de que hay poderes demoníacos en la historia. Eso no se puede entender en un sentido periodístico vago. "¿Hay quien crea realmente que existen "asuntos caballares" pero que no existen caballos, o que existen cosas "demoníacas" pero no existen demonios?". A esa pregunta de Sócrates se podría responder que sí,que realmente hay gentes que hablan de cosas y hombres demoníacos pero que jamás admitirían que existen demonios. La expresión "poderes demoníacos en la historia" afirma que hay demonios, seres espirituales puros,ángeles caídos, que intervienen en la historia humana. Y no es precisamente que se haya de concebir al Anticristo como un ser demoníaco puramente espiritual; no es eso. Sino que con ello ese fenómeno se puede entender como perfectamente posible;para poder decir lo que es realmente el Anticristo,hay antes que aceptar la existencia de "el maligno"Dios los bendiga y que la paz reine en sus corazones :at Larry Torres,

Religión y filosofía

La doctrina cristiana acerca de Dios creador del mundo es inconsistente. A partir del principio de que todo ente tiene una causa, los cristianos deducen que el mundo ha sido creado por Dios. Pero entonces, ¿quién creó a Dios? Frente a esta pregunta sólo caben tres respuestas posibles, todas ellas inadmisibles:

1. Dios fue creado por otro ser distinto de Él. En este caso Dios no sería el Ser Supremo de la religión cristiana. 2. Dios se creó a Sí mismo. Esto es absurdo, porque nadie puede crearse a sí mismo. 3. La creación de Dios es un misterio sobrenatural, incomprensible para el hombre. Esto equivale a eludir arbitrariamente la dificultad que supone dar una respuesta racional a la cuestión.

Los que plantean esta objeción difieren en cuanto a la caracterización de la respuesta cristiana, la cual oscilaría, según ellos, entre las respuestas segunda y tercera.

Respuesta:

Las pruebas clásicas de la existencia de Dios (las "cinco vías" de Santo Tomás de Aquino) están basadas en dos principios metafísicos evidentes: El principio de razón de ser y el principio de causalidad. Ninguno de ambos afirma que "todo ente tiene una causa", como suponen los objetantes. De hecho la proposición "todo ente tiene una causa" es falsa.

Según el principio de razón de ser, todo ente (incluso Dios) tiene una razón de ser. Un ente puede tener su razón de ser en sí mismo o en otro ente. Si un ente tiene su razón de ser en otro ente (su causa) entonces es causado (por definición). Si un ente tiene su razón de ser en sí mismo, entonces no tiene ni necesita tener una causa. En este caso es incausado (por definición).

La filosofía tomista demuestra que:

Todo ente incausado es necesario y todo ente necesario es incausado (un ser es necesario si es y no puede no ser). Todo ente causado es contingente y todo ente contingente es causado (un ser es contingente si es y puede no ser).

Según el principio de causalidad, en cambio, todo ente contingente tiene una causa.

Cada una de las "cinco vías" parte de un dato de la experiencia: Existen entes que exhiben características tales que denotan su contingencia. A partir de este dato, aplicando sistemáticamente el principio metafísico de causalidad y excluyendo una regresión infinita en la sucesión de causas actualmente subordinadas, se deduce que existe un Ser necesario, al que llamamos "Dios", y que es la Causa Primera de todo ente contingente. Se demuestra además que este Dios es el Ser absoluto, el Ser que existe por Sí mismo, el Ser cuya existencia coincide con su esencia, que es único, que es el Creador del mundo etc.

Dado que Dios es el Ser necesario, es también el Ser incausado. Puesto que Dios no es contingente, no se le puede aplicar el principio de causalidad. Dios no tiene ni necesita una causa porque existe por Sí mismo, es su propia razón de ser. Por lo mismo también es el Ser increado.

Ahora podemos apreciar que la pregunta "¿Quién creó a Dios?" (o su versión más filosófica: "¿Cuál es la causa del ser de Dios?") admite una cuarta respuesta posible, la verdadera respuesta cristiana: Nada ni nadie creó a Dios ni causó el ser de Dios, porque Dios es el Ser incausado e increado.

Es verdad que Dios no pudo crearse a Sí mismo ni ser la causa de su propio ser (causa sui). La autocreación y la autocausación son conceptos contradictorios en sí mismos, por tanto absurdos. En términos tomistas estos conceptos suponen que un mismo ser podría ser a la vez y en el mismo sentido un ser en acto y un ser en potencia, lo cual es imposible. Jean-Paul Sartre se equivocaba totalmente al creer que la noción de Dios como causa sui era la propia de la teología escolástica medieval. Él ignoraba que esta noción provenía de la teología racionalista del siglo XVII.

También es verdad que debemos dar una respuesta racional a la objeción y no escudarnos en el misterio de Dios. Pero la respuesta correcta no es que Dios fue creado quién sabe cómo, sino que no fue creado ni necesitó ser creado.

La pregunta-objeción "¿Quién creó a Dios?" (tan clásica y tan infantil a la vez) supone una profunda incomprensión de la teología cristiana. Quien esto objeta ni siquiera ha comenzado a comprender el significado cristiano de la palabra "Dios"

martes, 24 de julio de 2012

Teologia pastoral,

Religion

Queridos hermanos y hermanas: Hemos concluido nuestras reflexiones sobre los doce apóstoles, llamados directamente por Jesús durante su vida terrena. Hoy comenzamos a acercarnos a las figuras de otros personajes importantes de la Iglesia primitiva. También ellos gastaron su vida por el Señor,por el Evangelio y por la Iglesia. Se trata de hombres y mujeres que,como escribe Lucas en los Hechos de los Apóstoles,«han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo» (15,26). El primero de éstos,llamado por el mismo Señor,por el Resucitado,a ser también él auténtico apóstol,es sin duda Pablo de Tarso. Brilla como una estrella de primera grandeza en la historia de la Iglesia,y no sólo en la de los orígenes. San Juan Crisóstomo le exalta como personaje superior incluso a muchos ángeles y arcángeles (Cf. «Panegírico» 7,3). Dante Alighieri en la Divina Comedia,inspirándose en la narración de Lucas en los Hechos de los Apóstoles (Cf 9,15),le define simplemente como «vaso de elección» (Infierno 2,28),que significa: instrumento escogido por Dios. Otros le han llamado el «decimotercer apóstol» –y realmente él insiste mucho en el hecho de ser un auténtico apóstol, habiendo sido llamado por el Resucitado,o incluso «el primero después del Único». Ciertamente,después de Jesús,él es el personaje de los orígenes del que más estamos informados. De hecho,no sólo contamos con la narración que hace de él Lucas en los Hechos de los Apóstoles, sino también de un grupo de cartas que provienen directamente de su mano y que sin intermediarios nos revelan su personalidad y pensamiento. Lucas nos informa que su nombre original era Saulo (Cf. Hechos 7,58;8,1 etc.),en hebreo Saúl (Cf. Hechos 9,14.17;22,7.13; 26,14),como el rey Saúl (Cf. Hechos 13,21),y era un judío de la diáspora,dado que la ciudad de Tarso se sitúa entre Anatolia y Siria. Muy pronto había ido a Jerusalén para estudiar a fondo la Ley mosaica a los pies del gran rabino Gamaliel (Cf. Hechos 22,3). Había aprendido también un trabajo manual y rudo,la fabricación de tiendas (cf. Hechos 18,3),que más tarde le permitiría sustentarse personalmente sin ser de peso para las Iglesias (Cf. Hechos 20,34;1 Corintios 4,12;2 Corintios 12, 13-14). Para él fue decisivo conocer la comunidad de quienes se profesaban discípulos de Jesús. Por ellos tuvo noticia de una nueva fe,un nuevo «camino»,como se decía,que no ponía en el centro la Ley de Dios,sino la persona de Jesús,crucificado y resucitado,a quien se le atribuía la remisión de los pecados. Como judío celoso,consideraba este mensaje inaceptable,es más escandaloso,y sintió el deber de perseguir a los seguidores de Cristo incluso fuera de Jerusalén. Precisamente,en el camino hacia Damasco,a inicios de los años treinta,Saulo,según sus palabras,fue « alcanzado por Cristo Jesús» (Filipenses 3,12). Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles –la manera en que la luz del Resucitado le alcanzó,cambiando fundamentalmente toda su vida–en sus cartas él va directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1 Corintios 9,1),sino de una iluminación (Cf. 2 Corintios 4,6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gálatas 1,15-16). De hecho,se definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Romanos 1,1;1 Corintios 1,1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1,1;Efesios 1,1;Colosenses 1,1),como queriendo subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos pensamientos,de reflexiones,sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina imprevisible. A partir de entonces,todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió paradójicamente,según sus palabras,en pérdida y basura (Cf. Filipenses 3,7-10). Ydesde aquel momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22) sin reservas. De aquí se deriva una lección muy importante para nosotros: lo que cuenta es poner en el centro de la propia vida a Jesucristo,de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el encuentro,la comunión con Cristo y su Palabra. Bajo su luz,cualquier otro valor debe ser recuperado y purificado de posibles escorias. Otra lección fundamental dejada por Pablo es el horizonte espiritual que caracteriza a su apostolado. Sintiendo agudamente el problema de la posibilidad para los gentiles,es decir,los paganos,de alcanzar a Dios,que en Jesucristo crucificado y resucitado ofrece la salvación a todos los hombres sin excepción,se dedicó a dar a conocer este Evangelio, literalmente «buena noticia»,es decir,el anuncio de gracia destinado a reconciliar al hombre con Dios,consigo mismo y con los demás. Desde el primer momento había comprendido que ésta es una realidad que no afectaba sólo a los judíos,a un cierto grupo de hombres,sino que tenía un valor universal y afectaba a todos. La Iglesia de Antioquia de Siria fue el punto de partida de sus viajes, donde por primera vez el Evangelio fue anunciado a los griegos y donde fue acuñado también el nombre de «cristianos» (Cf. Hechos 11, 20.26),es decir,creyentes en Cristo. Desde allí tomó rumbo en un primer momento hacia Chipre y después en diferentes ocasiones hacia regiones de Asia Menor (Pisidia,Licaonia,Galacia),y después a las de Europa (Macedonia,Grecia). Más reveladoras fueron las ciudades de Éfeso,Filipos,Tesalónica,Corinto,sin olvidar tampoco Berea,Atenas y Mileto. En el apostolado de Pablo no faltaron dificultades,que él afrontó con valentía por amor a Cristo. Él mismo recuerda que tuvo que soportar «trabajos…,cárceles…,azotes;peligros de muerte,muchas veces…Tres veces fui azotado con varas;una vez apedreado;tres veces naufragué… Viajes frecuentes;peligros de ríos;peligros de salteadores;peligros de los de mi raza;peligros de los gentiles;peligros en ciudad;peligros en despoblado;peligros por mar;peligros entre falsos hermanos;trabajo y fatiga;noches sin dormir,muchas veces;hambre y sed;muchos días sin comer;frío y desnudez. Yaparte de otras cosas,mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias» (2 Corintios 11,23-28). En un pasaje de la Carta a los Romanos (Cf. 15,24.28) se refleja su propósito de llegar hasta España,hasta el confín de Occidente,para anunciar el Evangelio por doquier hasta los confines de la tierra entonces conocida. ¿Cómo no admirar a un hombre así?¿Cómo no dar gracias al Señor por habernos dado un apóstol de esta talla?Está claro que no hubiera podido afrontar situaciones tan difíciles,y a veces tan desesperadas,si no hubiera tenido una razón de valor absoluto ante la que no podía haber límites. Para Pablo,esta razón,lo sabemos,es Jesucristo,de quien escribe: «El amor de Cristo nos apremia… murió por todos,para que ya no vivan para sí los que viven,sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Corintios 5,14-15),por nosotros,por todos. De hecho,el apóstol ofrecerá su testimonio supremo con la sangre bajo el emperador Nerón aquí,en Roma,donde conservamos y veneramos sus restos mortales. Clemente Romano,mi predecesor en esta sede apostólica en los últimos años del siglo I,escribió: «Por celos y discordia, Pablo se vio obligado a mostrarnos cómo se consigue el premio de la paciencia… Después de haber predicado la justicia a todos en el mundo, y después de haber llegado hasta los últimos confines de Occidente, soportó el martirio ante los gobernantes;de este modo se fue de este mundo y alcanzó el lugar santo,convertido de este modo en el más grande modelo de perseverancia» (A los Corintios 5). Que el Señor nos ayude a vivir la exhortación que nos dejó el apóstol en sus cartas: «Sed mis imitadores,como lo soy de Cristo» (1 Corintios 11,1)

Esta moderna biografía de san Pablo viene recorriendo con general aplauso el mundo entero a través de sus repetidas ediciones alemanas y sus traducciones a las principales lenguas europeas. El éxito editorial alcanzado se explica por las relevantes cualidades de la obra. En ella se han dado mano las más variadas disciplinas, como la exégesis y la teología del Nuevo Testamento, la historia del helenismo y del judaísmo, la historia de las tres religiones y la de la cultura filosófica coetánea, la geografía, la topografía y la arqueología de los países recorridos por el Apóstol. Con tan magnífica aportación de todas las disciplinas auxiliares de la historia, el autor ha levantado un digno monumento a la figura gigantesca de san Pablo.

Bodas de canan

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