viernes, 4 de octubre de 2013

Dis estas mas serca de nosotros pero ay personas que no lo miran,

"CATOLICO CONOCE TU IGLESIA" """"BY;HILARIO LARRY TORRES,"" Érase una vez una mujer muy devota y llena de amor de Dios. Solía ir a la iglesia todas las mañanas, y por el camino solían acosarla los niños y los mendigos, pero ella iba tan absorta en sus devociones que ni siquiera los veía. Un buen día, tras haber recorrido el camino acostumbrado, llegó a la iglesia en el preciso momento en que iba a empezar la misa Empujó la puerta, pero ésta no se abrió. Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y comprobó que la puerta estaba cerrada con llave. Afligida por no haber podido asistir a misa por primera vez en muchos años, y no sabiendo qué hacer, miró hacia arriba... y justamente allí, frente a sus ojos, vió una nota clavada en la puerta con una chincheta. La nota decía: Estoy ahí fuera Gracias y Bendiciones at;Hilario Larry Torres, (via Lalo Torres)

"Catolico conoce tu iglesia by;Hilario larry torres"

         "CATOLICO CONOCE TU IGLESIA BY;HILARIO LARRY TORRES"          

                                                  SOCRATES"                                                                                                  
Sócrates: Vida y entorno social e histórico Sócrates era natural de Atenas, hijo de Sofronisco y Fenáreta, del demo de Alópece. Nació en el 469 a. de C., a diez años de la victoria definitiva de los griegos –al mando del espartano Pausanias– sobre los persas en Platea y en un período en el que Atenas, la otra ciudad-estado decisiva para la victoria sobre el Imperio Aqueménida alcanzara la hegemonía en el mundo griego, presidiendo y ejerciendo el mando en la Liga Délica. La familia de Sócrates pertenecería a la clase media baja, a juzgar por el arte ejercido por el padre, el de cantero o escultor, remontando su ascendencia hasta Dédalo, al igual que lo hacían los médicos, quienes afirmaban descender legendariamente de Asclepio. Genealogía mítica que explicaba que estos oficios se transmitían de padres a hijos, por lo que es probable que Sócrates habría sido educado en este oficio, el cual nunca ejercería por preferir su entrega a la filosofía, actividad por la que no recibiría ningún salario, y al no contar con mayores recursos económicos, habría de permanecer “en gran pobreza” [1], como refiere Platón. Se diferencia de todos los primeros filósofos por su origen plebeyo y su escasa formación académica; siempre se mostró enemigo de toda profesión y todo arte, así como de la ciencia natural [2]. Juventud y madurez Su juventud y madurez transcurrió en el apogeo del poder ateniense y el florecimiento clásico de la poesía y el arte de Atenas, y visitaba la casa de Pericles y Aspasia. Los griegos estaban desbordantes de orgullo y satisfacción, si tenemos en cuenta que la guerra con los persas terminaría formalmente en el año 449 a. de C. con el tratado de Calias; convencidos más que nunca de la superioridad de los helenos sobre los bárbaros –desde sus remotos orígenes se vanagloriaban de habitar en los mismos lugares donde naciera el género humano y donde los humanos habían recibido aquellos recursos de vida que se suelen considerar como dones especiales de los dioses y, por último, que el ombligo de la tierra estaba en el lugar sagrado del templo de Delfos– [3], y de su modo de vida sobre el de los demás. Atenas, de manera particular, viviría un período de gran esplendor gracias a su pujante desarrollo económico y cambios de orden político por la radicalización de la democracia emprendida por Efialtes y Pericles. Aunque al promover la igualdad política de los ciudadanos hasta sus últimas consecuencias, se abría camino, en última instancia, al dominio de los demagogos. Pericles es quien evitó por mucho tiempo que estas consecuencias negativas se produjeran, pues, desde la muerte de Efialtes en el 461 a. de C., se convertiría en la figura preponderante de la política ateniense. Pericles fue el gran artífice de la reconstrucción y desarrollo de Atenas, actividad que se hacía contando con el apoyo de los dioses, particularmente de la diosa virgen Atenea, con quien mantenían una estrecha relación de fidelidad. El Partenón, era el nuevo templo dedicado a la diosa Atenea y por decisión de Pericles, sobrepasaría a todos los demás templos en tamaño y esplendor, proclamando la gloria de Atenas.“No es fácil analizar lo que significaba la diosa Atenea para el ateniense ordinario o incluso extraordinario –comenta Maurice Bowra–, pero son evidentes sus principales características. Era la diosa guerrera –por eso estaba en el exterior del templo– para proteger a los suyos; era su vez, la diosa virgen, que la capacitaba para ser el apoyo de las empresas viriles, la leal compañera de sus acciones y aventuras…Su virginidad significaba independencia y confianza en sí misma y superioridad frente a la común atracción de la carne. Para los atenienses significaba un desapego similar y un control de sí mismo en el servicio de la ciudad…El cometido del Partenón era excitar el entusiasmo y el amor por la grandeza ateniense” [4]. Y por supuesto que Pericles supo no sólo ofrecerles a los suyos un proyecto de reconstrucción y desarrollo sino de expansión natural, para dar satisfacción a la desmedida naturaleza humana, que fácilmente se olvida de la mesura y cae en su opuesta, la desmesura, aunque esta la quiera justificar en términos religiosos. “En la Atenas que él amaba –anota Rex Warner–, el soldado sería tan bravo en el campo de batalla como cualquier espartano; pero su coraje nacería de la reflexión, del conocimiento de lo que estaba en juego, de una disciplina natural y voluntariamente adoptada, antes que de la tenacidad que engendran los años de arduo adiestramiento, o de la emulación, que es una forma propia de la consideración. Pericles no sustentaba la opinión de que una virtud es incompatible con otra. Su ateniense ideal poseería todas las virtudes y las desplegaría con gracia y versatilidad peculiares. El ateniense había de ser semejante a un dios, sólo que un dios con una ciudad y con una tarea que cumplir” [5]. Pericles y su renovada y radical democracia, prolongó y fortaleció un espíritu ya existente en la época aristocrática; pero, esta vez más peligroso porque lo compartían los miembros del demos, los ciudadanos, desde el más refinado al más sencillo.“Esto fue lo que Pericles aportó a sus compatriotas. Explica por qué lo apoyaron –remarca Maurice Bowra–, y por qué no se asustaron al oír que el resto de Grecia los odiaba. Por este ideal estaban dispuestos a luchar hasta el fin y a rechazar cualquier compromiso que les ofreciese la seguridad en vez del honor” [6].El afán de poder, pero de poder desmesurado, que equivocadamente llaman “imperialismo” [7], nacerá de Pericles que tendrá la suficiente capacidad para hacer participar del mismo sentimiento al demos [8]y esto demarcará no sólo su grandeza sino su decadencia y posterior muerte . [9] Guerra del Peloponeso La Guerra del Peloponeso (431- 404) es el acontecimiento que señalaría el fin de la civilización helénica [10]; y, en ésta participó disciplinada y valientemente Sócrates –comenta Platón– [11]; distinguiéndose por su valor, su sangre fría y su resistencia física, como si los padecimientos propios de la guerra no le afectasen. En su condición de hoplita, o soldado de a pie, participó meritoriamente en tres batallas. Al comienzo de la guerra entre el 431-430 en la expedición y batalla de Potidea, donde le salvó la vida a Alcibíades –según refiere Platón en el Banquete– [12], fue su compañero de mesa y se distinguió como superior a todos al soportar las fatigas propias de la campaña militar. También participó en Delión en el año 424, donde al decir de Laques –en la versión de Platón–, se distinguió por su valentía a tal punto que, si los demás se hubieran comportado como él, Atenas no hubiera sufrido semejante fracaso [13]. Y por último en el 422, estuvo prestando servicios en Anfípolis. Estas tres ocasiones, fueron las únicas veces que, por motivo de la guerra y en el cumplimiento de sus deberes como ciudadano-soldado, se ausentó de su amada ciudad. Sócrates, en el año 423 a. de C., a la edad de 46 años, cumpliendo con una de sus obligaciones como ciudadano, contrajo matrimonio con Jantipa, una madura doncella de veinte años, que tenía el caballo en su nombre, prueba infalible de que pertenecía a la antigua aristocracia, entre la que se reclutaban las filas de la guardia de caballería. Motivo suficiente para sospechar que el matrimonio era conveniente para ambos; para él, porque encontraba un apoyo a su vida doméstica bien descuidada; y, ella, un marido y posible protector en tanto se de a trabajar o exija una paga por las enseñanzas que imparte, alejándose del quehacer filosófico o juego lógico que ejercía rodeado de jóvenes ociosos con quienes jugueteaba con la lógica, como cachorros, destruyendo muchas cosas en busca de la verdad. Sin embargo, con el correr de los años, vinieron los hijos: Lamprocles –que era adolescente en el momento de su ejecución– [14], Sofronisco y Menexeno –el tercero y último, engendrado cuando el filósofo tenía 69 años– [15], y Sócrates no cambiaría de forma de vida –incumpliendo sus deberes como ciudadano–, condenando a vivir a su familia en un permanente estado de zozobra, salvo la ayuda esporádica que les ofrece Critón y los trabajos de lavandería que realizaría la abnegada mujer y madre que empeoraría su ya difícil e indomable carácter [16]. Entereza moral Hacia el final de la guerra en el 406 a. de C., justo dos años antes de la derrota final de Atenas, Sócrates tuvo ocasión de manifestar su independencia y honradez al oponerse a la ilegal condena sumarísima de los almirantes acusados de no recoger a los náufragos del combate marítimo de las Arginusas; manteniéndose a partir de esa fecha al margen de sus obligaciones políticas como ciudadano. La condena fue ilegal porque los almirantes atenienses fueron juzgados conjuntamente, en lugar de considerar sus causas por separado. Además de que no se consideraron las circunstancias y atenuantes particulares; puesto que los almirantes encausados se habían visto incapaces de sacar a sus muertos del agua, después de la batalla en la que habían salido victoriosos, por temor a perder más vidas en medio de la tormenta que los amenazaba. Al volver a casa sin los cuerpos de sus compatriotas, lo que constituía un grave incumplimiento de las costumbres atenienses y de las obligaciones religiosas; la asamblea ateniense, votó por procesar y finalmente ejecutar a los generales transgresores sin considerar sus comprensibles argumentos. Como suele suceder en momentos de crisis, las decisiones del colectivo siempre resultan ser insensatas. “En plena guerra –advierte Michael Scott–, Atenas mató a sus propios líderes militares victoriosos. Atenas se dejó a sí misma sin cabeza visible, y si quien lleva la voz cantante era una turba tan vengativa, no era de extrañar que resultara difícil encontrar a hombres talentosos que ocuparan el lugar de los almirantes muertos” [17]. Dos años después, en el 404 a. de C., Sócrates, se mostrará digno de seguir su propio camino. Al margen de los partidos políticos, haciendo caso a su más íntima convicción de lo que era justo; mas aún, cuando en esta ocasión la decisión que él consideraba injusta la tomaba la recién establecida oligarquía de los Treinta –entre los que sobresalían Critias y Cármides, parientes de Platón–, impuesta por Esparta liderada por Lisandro que humilló a la orgullosa Atenas obligándole a entregar su armada, permitir la vuelta de todos los partidarios de la oligarquía y enemigos de la democracia, y derruir sus propias murallas. Los Muros Largos que habían definido y protegido a la amada ciudad de Pericles, fueron destrozados con lo que pudieran tener en sus manos por los espartanos y todos los que odiaban a Atenas. El gobierno de los Treinta Tiranos fue muy corto por los múltiples abusos de autoridad que cometieron; en uno de ellos, tratando de implicar a Sócrates, le ordenaron a él y a otros cuatro más arrestar a un hombre rico, llamado León de Salamina, para ejecutarlo. Critias, el más destacado y sanguinario de los oligarcas, y los otros líderes creyeron que contarían con su apoyo por haber sido años atrás miembros de su círculo filosófico y, además, sabían de sus críticas al sistema democrático ateniense, pero subestimaban su respeto por la legalidad. Sócrates se marchó a su casa [18], negándose a cumplir la orden –demostrándoles no con palabras, sino con hechos, que a él la muerte le importaba un bledo–, y cuidando de no realizar nada injusto e impío; como sí hicieron los otro cuatro obedientes ciudadanos que arrestaron a León el solimano para darle muerte. Esta digna y valerosa acción le hubiese costado la vida, como él mismo reconociera, si el régimen no hubiera sido derribado rápidamente restaurándose la democracia en el verano del 403 a. de C.; y, en esta ocasión, fue irónicamente la victoriosa Esparta quien propuso la ordenadora solución, restaurar la democracia. Es decir, en un solo año Atenas había perdido su “imperio”, su orgullo, sus murallas, su democracia, había sufrido una guerra civil interna y había visto restaurada su democracia, sin gozar de la preciada autonomía. Entre los restauradores sobresalía Anito, uno de los más poderosos políticos demócratas, que había aceptado en conversación con los espartanos las siguientes medidas: conceder amnistía para todos excepto para los Treinta Tiranos, a los que persiguió y castigo; permitir a todo ciudadano que no se sintiera cómodo en la Atenas democrática fuera a vivir a Eleusis; y, olvidar todos los procesos pendientes de carácter político http://larry-religionyfilosofia.blogspot.com/2013/10/cocrates-socrates-vida-y-entorno-social.html

CATOLICO CONOCE TU IGLESIA BY;HILARIO LARRY TORRES SOCRATES" Sócrates: Vida y entorno social e histórico Sócrates era natural de Atenas, hijo de Sofronisco y Fenáreta, del demo de Alópece. Nació en el 469 a. de C., a diez años de la victoria definitiva de los griegos –al mando del espartano Pausanias– sobre los persas en Platea y en un período en el que Atenas, la otra ciudad-estado decisiva para la victoria sobre el Imperio Aqueménida alcanzara la hegemonía en el mundo griego, presidiendo y ejerciendo el mando en la Liga Délica. La familia de Sócrates pertenecería a la clase media baja, a juzgar por el arte ejercido por el padre, el de cantero o escultor, remontando su ascendencia hasta Dédalo, al igual que lo hacían los médicos, quienes afirmaban descender legendariamente de Asclepio. Genealogía mítica que explicaba que estos oficios se transmitían de padres a hijos, por lo que es probable que Sócrates habría sido educado en este oficio, el cual nunca ejercería por preferir su entrega a la filosofía, actividad por la que no recibiría ningún salario, y al no contar con mayores recursos económicos, habría de permanecer “en gran pobreza” [1], como refiere Platón. Se diferencia de todos los primeros filósofos por su origen plebeyo y su escasa formación académica; siempre se mostró enemigo de toda profesión y todo arte, así como de la ciencia natural [2]. Juventud y madurez Su juventud y madurez transcurrió en el apogeo del poder ateniense y el florecimiento clásico de la poesía y el arte de Atenas, y visitaba la casa de Pericles y Aspasia. Los griegos estaban desbordantes de orgullo y satisfacción, si tenemos en cuenta que la guerra con los persas terminaría formalmente en el año 449 a. de C. con el tratado de Calias; convencidos más que nunca de la superioridad de los helenos sobre los bárbaros –desde sus remotos orígenes se vanagloriaban de habitar en los mismos lugares donde naciera el género humano y donde los humanos habían recibido aquellos recursos de vida que se suelen considerar como dones especiales de los dioses y, por último, que el ombligo de la tierra estaba en el lugar sagrado del templo de Delfos– [3], y de su modo de vida sobre el de los demás. Atenas, de manera particular, viviría un período de gran esplendor gracias a su pujante desarrollo económico y cambios de orden político por la radicalización de la democracia emprendida por Efialtes y Pericles. Aunque al promover la igualdad política de los ciudadanos hasta sus últimas consecuencias, se abría camino, en última instancia, al dominio de los demagogos. Pericles es quien evitó por mucho tiempo que estas consecuencias negativas se produjeran, pues, desde la muerte de Efialtes en el 461 a. de C., se convertiría en la figura preponderante de la política ateniense. Pericles fue el gran artífice de la reconstrucción y desarrollo de Atenas, actividad que se hacía contando con el apoyo de los dioses, particularmente de la diosa virgen Atenea, con quien mantenían una estrecha relación de fidelidad. El Partenón, era el nuevo templo dedicado a la diosa Atenea y por decisión de Pericles, sobrepasaría a todos los demás templos en tamaño y esplendor, proclamando la gloria de Atenas.“No es fácil analizar lo que significaba la diosa Atenea para el ateniense ordinario o incluso extraordinario –comenta Maurice Bowra–, pero son evidentes sus principales características. Era la diosa guerrera –por eso estaba en el exterior del templo– para proteger a los suyos; era su vez, la diosa virgen, que la capacitaba para ser el apoyo de las empresas viriles, la leal compañera de sus acciones y aventuras…Su virginidad significaba independencia y confianza en sí misma y superioridad frente a la común atracción de la carne. Para los atenienses significaba un desapego similar y un control de sí mismo en el servicio de la ciudad…El cometido del Partenón era excitar el entusiasmo y el amor por la grandeza ateniense” [4]. Y por supuesto que Pericles supo no sólo ofrecerles a los suyos un proyecto de reconstrucción y desarrollo sino de expansión natural, para dar satisfacción a la desmedida naturaleza humana, que fácilmente se olvida de la mesura y cae en su opuesta, la desmesura, aunque esta la quiera justificar en términos religiosos. “En la Atenas que él amaba –anota Rex Warner–, el soldado sería tan bravo en el campo de batalla como cualquier espartano; pero su coraje nacería de la reflexión, del conocimiento de lo que estaba en juego, de una disciplina natural y voluntariamente adoptada, antes que de la tenacidad que engendran los años de arduo adiestramiento, o de la emulación, que es una forma propia de la consideración. Pericles no sustentaba la opinión de que una virtud es incompatible con otra. Su ateniense ideal poseería todas las virtudes y las desplegaría con gracia y versatilidad peculiares. El ateniense había de ser semejante a un dios, sólo que un dios con una ciudad y con una tarea que cumplir” [5]. Pericles y su renovada y radical democracia, prolongó y fortaleció un espíritu ya existente en la época aristocrática; pero, esta vez más peligroso porque lo compartían los miembros del demos, los ciudadanos, desde el más refinado al más sencillo.“Esto fue lo que Pericles aportó a sus compatriotas. Explica por qué lo apoyaron –remarca Maurice Bowra–, y por qué no se asustaron al oír que el resto de Grecia los odiaba. Por este ideal estaban dispuestos a luchar hasta el fin y a rechazar cualquier compromiso que les ofreciese la seguridad en vez del honor” [6].El afán de poder, pero de poder desmesurado, que equivocadamente llaman “imperialismo” [7], nacerá de Pericles que tendrá la suficiente capacidad para hacer participar del mismo sentimiento al demos [8]y esto demarcará no sólo su grandeza sino su decadencia y posterior muerte . [9] Guerra del Peloponeso La Guerra del Peloponeso (431- 404) es el acontecimiento que señalaría el fin de la civilización helénica [10]; y, en ésta participó disciplinada y valientemente Sócrates –comenta Platón– [11]; distinguiéndose por su valor, su sangre fría y su resistencia física, como si los padecimientos propios de la guerra no le afectasen. En su condición de hoplita, o soldado de a pie, participó meritoriamente en tres batallas. Al comienzo de la guerra entre el 431-430 en la expedición y batalla de Potidea, donde le salvó la vida a Alcibíades –según refiere Platón en el Banquete– [12], fue su compañero de mesa y se distinguió como superior a todos al soportar las fatigas propias de la campaña militar. También participó en Delión en el año 424, donde al decir de Laques –en la versión de Platón–, se distinguió por su valentía a tal punto que, si los demás se hubieran comportado como él, Atenas no hubiera sufrido semejante fracaso [13]. Y por último en el 422, estuvo prestando servicios en Anfípolis. Estas tres ocasiones, fueron las únicas veces que, por motivo de la guerra y en el cumplimiento de sus deberes como ciudadano-soldado, se ausentó de su amada ciudad. Sócrates, en el año 423 a. de C., a la edad de 46 años, cumpliendo con una de sus obligaciones como ciudadano, contrajo matrimonio con Jantipa, una madura doncella de veinte años, que tenía el caballo en su nombre, prueba infalible de que pertenecía a la antigua aristocracia, entre la que se reclutaban las filas de la guardia de caballería. Motivo suficiente para sospechar que el matrimonio era conveniente para ambos; para él, porque encontraba un apoyo a su vida doméstica bien descuidada; y, ella, un marido y posible protector en tanto se de a trabajar o exija una paga por las enseñanzas que imparte, alejándose del quehacer filosófico o juego lógico que ejercía rodeado de jóvenes ociosos con quienes jugueteaba con la lógica, como cachorros, destruyendo muchas cosas en busca de la verdad. Sin embargo, con el correr de los años, vinieron los hijos: Lamprocles –que era adolescente en el momento de su ejecución– [14], Sofronisco y Menexeno –el tercero y último, engendrado cuando el filósofo tenía 69 años– [15], y Sócrates no cambiaría de forma de vida –incumpliendo sus deberes como ciudadano–, condenando a vivir a su familia en un permanente estado de zozobra, salvo la ayuda esporádica que les ofrece Critón y los trabajos de lavandería que realizaría la abnegada mujer y madre que empeoraría su ya difícil e indomable carácter [16]. Entereza moral Hacia el final de la guerra en el 406 a. de C., justo dos años antes de la derrota final de Atenas, Sócrates tuvo ocasión de manifestar su independencia y honradez al oponerse a la ilegal condena sumarísima de los almirantes acusados de no recoger a los náufragos del combate marítimo de las Arginusas; manteniéndose a partir de esa fecha al margen de sus obligaciones políticas como ciudadano. La condena fue ilegal porque los almirantes atenienses fueron juzgados conjuntamente, en lugar de considerar sus causas por separado. Además de que no se consideraron las circunstancias y atenuantes particulares; puesto que los almirantes encausados se habían visto incapaces de sacar a sus muertos del agua, después de la batalla en la que habían salido victoriosos, por temor a perder más vidas en medio de la tormenta que los amenazaba. Al volver a casa sin los cuerpos de sus compatriotas, lo que constituía un grave incumplimiento de las costumbres atenienses y de las obligaciones religiosas; la asamblea ateniense, votó por procesar y finalmente ejecutar a los generales transgresores sin considerar sus comprensibles argumentos. Como suele suceder en momentos de crisis, las decisiones del colectivo siempre resultan ser insensatas. “En plena guerra –advierte Michael Scott–, Atenas mató a sus propios líderes militares victoriosos. Atenas se dejó a sí misma sin cabeza visible, y si quien lleva la voz cantante era una turba tan vengativa, no era de extrañar que resultara difícil encontrar a hombres talentosos que ocuparan el lugar de los almirantes muertos” [17]. Dos años después, en el 404 a. de C., Sócrates, se mostrará digno de seguir su propio camino. Al margen de los partidos políticos, haciendo caso a su más íntima convicción de lo que era justo; mas aún, cuando en esta ocasión la decisión que él consideraba injusta la tomaba la recién establecida oligarquía de los Treinta –entre los que sobresalían Critias y Cármides, parientes de Platón–, impuesta por Esparta liderada por Lisandro que humilló a la orgullosa Atenas obligándole a entregar su armada, permitir la vuelta de todos los partidarios de la oligarquía y enemigos de la democracia, y derruir sus propias murallas. Los Muros Largos que habían definido y protegido a la amada ciudad de Pericles, fueron destrozados con lo que pudieran tener en sus manos por los espartanos y todos los que odiaban a Atenas. El gobierno de los Treinta Tiranos fue muy corto por los múltiples abusos de autoridad que cometieron; en uno de ellos, tratando de implicar a Sócrates, le ordenaron a él y a otros cuatro más arrestar a un hombre rico, llamado León de Salamina, para ejecutarlo. Critias, el más destacado y sanguinario de los oligarcas, y los otros líderes creyeron que contarían con su apoyo por haber sido años atrás miembros de su círculo filosófico y, además, sabían de sus críticas al sistema democrático ateniense, pero subestimaban su respeto por la legalidad. Sócrates se marchó a su casa [18], negándose a cumplir la orden –demostrándoles no con palabras, sino con hechos, que a él la muerte le importaba un bledo–, y cuidando de no realizar nada injusto e impío; como sí hicieron los otro cuatro obedientes ciudadanos que arrestaron a León el solimano para darle muerte. Esta digna y valerosa acción le hubiese costado la vida, como él mismo reconociera, si el régimen no hubiera sido derribado rápidamente restaurándose la democracia en el verano del 403 a. de C.; y, en esta ocasión, fue irónicamente la victoriosa Esparta quien propuso la ordenadora solución, restaurar la democracia. Es decir, en un solo año Atenas había perdido su “imperio”, su orgullo, sus murallas, su democracia, había sufrido una guerra civil interna y había visto restaurada su democracia, sin gozar de la preciada autonomía. Entre los restauradores sobresalía Anito, uno de los más poderosos políticos demócratas, que había aceptado en conversación con los espartanos las siguientes medidas: conceder amnistía para todos excepto para los Treinta Tiranos, a los que persiguió y castigo; permitir a todo ciudadano que no se sintiera cómodo en la Atenas democrática fuera a vivir a Eleusis; y, olvidar todos los procesos pendientes de carácter político

Uno de los primeros filosofos,

jueves, 3 de octubre de 2013

Pedro y la iglesia TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA..." (Mt. 16,13:20) PEDRO Y LA IGLESIA ¿Conoces tú a la Iglesia Católica? Actualmente,muchos católicos abandonan su Iglesia por que no la conocen. Tenemos un tesoro de 2,000 años que aún permanece escondido para la gran mayoría de los católicos. 1.) ¿Quién fundó la Iglesia? En el Evangelio de San Mateo 16 : 13-20 Jesús declara: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia." Jesús fundó así una Iglesia. El no quiso un grupo de creyentes subsistiendo aislados o como ovejas sin Pastor. 2.) ¿A quién le habló Jesús en Mateo 16 : 13-20? Jesús se dirigió a Simón Bar Jonás,uno de los que formarían parte de Sus doce apóstoles y Jesús le cambia el nombre por el de Pedro. 3.) ¿Qué quiere decir Pedro? El nombre de Pedro no aparece en ningún escrito de la antiguedad,hasta que Jesús se lo da a Simón. Pedro es un nombre propio que tomó de la palabra "Petras" que quiere decir "Roca" en griego. Existen en este idioma 7 palabras para definir piedra; cuando se aplica a Jesús se utiliza "Acroniagos" que quiere decir "Piedra Angular" y Pedro significa "Roca Firme". 4.) ¿Por qué cambia Jesús el nombre a un solo apóstol? Pedro es la única persona del Nuevo Testamento que recibe un nuevo nombre de parte de Jesús. En el Antiguo Testamento, cuando Dios va hacer un pacto con un hombre,le cambia de nombre y le da uno de acuerdo con la misión que va a realizar; como ejemplo tenemos a Abram,cuyo nombre fue cambiado por Abrahám que quiere decir "Padre de muchedumbres",ésa sería su misión,ser el padre en la fe de millones de hombres (cf. Gen 17: 4-8). Tenemos también a Jacob,cuyo nombre fue cambiado por el de Israel que quiere decir "Fuerza de Dios". 5.) ¿Por qué a Simón? Jesús reconoce en Simón,la fe sólida en la cual debía fundarse la Iglesia y por esa razón le asigna la misión de ser la roca firme sobre la cual se sostiene aún después de 2,000 años . A partir de la misión recibida,Simón pasa a ocupar el primer lugar entre los apóstoles (cf. Mc 3 : 16-19; Lc 6: 14-16). En Lucas 22: 31-32,Jesús esclarece la misión de Pedro de confirmar en la fe a los demás apóstoles y apacentar al pueblo de Dios (cf. Jn 21: 15-19),como continuación dell trabajo del Buen Pastor. 6.) ¿Al morir Pedro, dejó de existir con él esta misión? De ningún modo,en Mateo 16 : 19,Jesús promete dar las llaves. ¿Qué llaves? El profeta Isaías nos da la respuesta en Is 22 : 22. Las llaves indican sucesión cuando se habla del hecho relatado en Isaías. David había muerto siglos antes,sin embargo las llaves que simbolizaban el Poder de Administrar siguieron transmitiéndose por generaciones. Jesús es el heredero del Reino de David (cf. Lc 1 : 32-33) y El transfiere el poder de administrar la Iglesia - Su Reino - a Pedro y a los sucesores de éste. 7.) ¿Si la palabra "Papa" no aparece en la Biblia, por qué la usan? La palabra "Papa" quiere decir en italiano Padre y por esa razón se le ha llamado así al Obispo de Roma. En la Iglesia,sólo existen tres ministerios: Diácono,Presbítero y Obispo. El Papa es Obispo de la Ciudad de Roma,donde nuestra Iglesia Católica tiene su sede principal y donde habita el sucesor de Pedro,a quién deben estar sujetas todas las demás iglesias,permaneciéndo así bajo la autoridad y en comunión con el Obispo de Roma,ya que Dios es un Dios de orden. 8.) ¿Por qué en Roma, si la Biblia no menciona que Pedro haya estado allá? La Biblia tampoco menciona que Pablo haya muerto,esto no quiere decir que aún esté vivo. El libro de los Hechos de los Apóstoles fue escrito por Lucas,seguidor de Pablo,el cual - por la forma en que termina -pareciera que no fué concluido. Todo historiador serio sabe por pruebas arqueológicas que Pedro sí estuvo en Roma donde también murió; su sucesor fue Lino y a éste le siguió Anacleto y así sucesivamente hasta el actual Papa Juan Pablo II. En la carta del sucesor de Pedro,Clemente I,a los Corintios - que pertenece a los escritos de los de los Padres de la Iglesia - se hace mención del martirio de Pedro en dicha ciudad. La carta fue escrita en el año 96 D.C. El libro Historia de la Iglesia de Kenneth Scott Laturell (edición de la Casa Bautista de Publicaciones,pág. 162) dice: " Aunque no fue fundada por el uno ni por el otro,la iglesia de Roma gozaba del prestigio de la visita de Pablo y de Pedro lo que parece información digna de crédito". Declara igualmente que Roma fue el escenario del martirio tanto del miembro más prominente de los doce apóstoles originales como del principal misionero de la Iglesia primitiva. La Nueva Enciclopedia Americana dice: " Cuando Pedro dejó Jerusalém,se fue por un tiempo a Antioquia y después a Roma,donde fue jefe de la Iglesia ". 9.) Pero la Iglesia Católica la fundó Constantino en el Siglo IV Esto es totalmente falso. Con el Edicto de Milán,Constantino terminó con la persecución y matanza de los cristianos,lo cual fue positivo. Al mismo tiempo,le concedió igual trato que a los cultos no cristianos,pero nada especial. A raíz de este edicto,la Iglesia cristiana que vivía en las catacumbas salió a la luz y fue a esta misma a la que más tarde se llamó Católica,que en griego significa "Universal". ¿Por qué fue la Iglesia Católica le beneficiada? Por la sencilla razón de que no existía otra,las demás surgieron de la Católica después del siglo XV. 10.) Algunas personas afirman que el Papa es el Anticristo. ¿Es cierto esto? La palabra anticristo significa negar a Cristo. A lo largo de todo su pontificado,El Papa ha recorrido el mundo predicando a Cristo como la única salvación para el hombre. Si el Papa fuera el anticristo,el Señor habría fallado al haberle dicho a Perdo: " Las fuerzas del infierno no prevalecerán sobre ella ". Se estaba refiriendo a la Iglesia (cf. Mt 16:18).